No os había hablado aún de la vuelta al cole. Bueno, sí lo había hecho para contaros mis problemas de conciliación con los horarios escolares.
Pero hoy la protagonista no soy yo, sino La Hija que para eso es la que va al cole. Segundo año de educación infantil. Uffff, ¡qué diferencia con el primer curso! El año pasado todo eran agobios: ¿Qué tal le irá en el cole? ¿Comerá bien? ¿Estará integrada con sus compañeros? ¿Y el profesor?
Los primeros meses fueron típicos de una madre estresada-primeriza en su regreso a las aulas. Ahora, todo fluye. Los niños se conocen y aunque la profesora es nueva conocemos el método pedagógico, cómo funciona el colegio, las pautas con las que trabajan con los niños… El saber te da tranquilidad. Y también el paso del tiempo.
Por eso quiero dedicar este post a las madres que os iniciáis este año. Porque todas hemos tenido esos mismos nervios y, en la inmensa parte de los casos, todo ha evolucionado bien.
Ahora La Hija nos despide a los pies de la escalera que lleva a su aula diciéndonos: ¡Hala! Ya os podéis ir que voy a clase con mis amigos. ¿Qué mayor tranquilidad que esa?