Mi trabajo es utilizar el lenguaje. Cada día. Pero con palabras reconocibles para todos. Mejor si sabemos de qué hablamos, ¿no? Si existe un clan que hace del lenguaje su particular campo de cultivo (plantan y esperan a ver si germina la semilla, es decir, hablan y esperan a ver si crece esa necesidad social) son los políticos. Entre las bonitas palabras que nos regalan a las mujeres está empoderar, transvesalidad, conciliar, corresponsabilidad, implicación…
Las madres y padres, incluso antes de utilizar la palabra maldita (conciliar), ya sabíamos que no tenemos superpoderes que nos permitan desdoblarnos. Pero, ¿qué queda además de una palabra que nos repiten hasta la saciedad? Nada, porque no se puede conseguir la conciliación sin implicación.
Dicen que aquello que no nombras no existe. Pues la conciliación, a pesar de que nos la cuelan hasta en la sopa, tampoco. No. Porque no se puede conciliar si quienes tienen la responsabilidad social de impulsar políticas sociales no toman las medidas adecuadas.
Estoy cansada de escuchar que ahora hay otras prioridades, que no es el momento adecuado… Y ¿cuándo lo será? ¿Por qué no ahora? A mi me parece tan buen momento como cualquier otro. Impulsen medidas que permitan a las familias que trabajan adoptar horarios flexibles, contratos a media jornada en horarios razonables, sistemas para implantar el teletrabajo en muchas empresas en las que estar de forma presencial solo es una pérdida de tiempo y dinero.
Ahora que el sistema político y económico está en plena convulsión, es el momento de cambiar el modelo: también en materia de conciliación y de implicación. Dejen de hablar y pónganse manos a la obra. Claro que antes de trabajar en esta materia deberían creer firmemente en las bondades de la conciliación. Eso es otro cantar.
Es suficiente dar un repaso por los programas electorales que nos presentan. Muchas palabras, poca concrección sobre las medidas a tomar:
PP: «Trataremos de quitar los principales obstáculos que afectan a las mujeres y promoverán medidas para lograr la igualdad real y una mayor y mejor conciliación de la vida familiar, personal y laboral»
Conciliación: que bonita palabra con la que rellenar un programa electoral, que difícil realidad para millones de familias.
Después del último viernes reivindicativo, y tras leer algunos de los tweets, a los que llegué tarde, tengo pendiente escribir un post sobre la no-conciliación. Mucho político pero ninguno da las ideas u opciones para poder ayudar a conciliar. Parece que sólo saben echarse cosas en cara.
Eso y hablar dando rodeos. Sin abordar el problema y sin aportar soluciones concretas.
Desde luego hay palabras para adornar, pero que luego no se traducen en hechos eficaces, y reales. De acuerdo contigo
Un besote.
Gracias. Hay cosas en las que las madres siempre encontramos un punto de unión. Y esta es una de ellas.
Bss
Como se les llena la boca, con estas cosas, me jode que no veas. Al final nosotras mismas y las familias tenemos que salir adelante haciendo un tetris o encaje de bolillos. No me creo nada hasta que no le vea.
Qué harta me tienen y además qué rabia me da. Yo que ahora tengo una hija no me puedo plantearme tener un segundo hijo porque no sé cómo me podría organizar.
Estamos en un mundo de hombres en el que no se ponen en nuestro lugar y como bien dices en tu comentario y además las empresas lo ponen todavía más complicado.
Menos mal que nos tenemos aquí para desahogarnos, aunque a veces ni eso consuela.
Nos jode pero nosotros somos los que votamos. Si empezamos a reclamar medidas tendrán que ocuparse de ponerlas en práctica. Somos parte del electorado importante e influyente. Qué no nos cayen!
Pues si maja, se les llena la boca con palabras grandilocuentes que luego nunca vemos plasmadas en medidas concretas que nos faciliten un poco la vida.
Ahora mismo la conciliación no existe, dependes de la buena voluntad de tus jefes para poder compatibilizar vida laboral con vida familiar… vamos, que dependes de que te hagan el favor, y así no se puede estar!
Un beso guapita
Y últimamente, con la crisis, las buenas voluntades empresariales no abundan. Mal vamos.
Bss