La educación de los hijos es una de las tareas más difíciles a las que nos enfrentamos los padres. Además de la educación convencional tenemos que educar a nuestros hijos sentimental y emocionalmente. No solo tenemos que ayudarles a aprender las tablas de multiplicar o enseñarles a escribir de forma correcta, también tenemos que mostrar cómo  gestionar sus sentimientos. 

Entre nuestras labores hay que enseñar a los niños que no podemos ser felices todo el tiempo, que también tenemos otros sentimientos menos agradables como la ira o la tristeza. La manifestación de la tristeza son las lágrimas, una señal que parece, al menos en nuestra sociedad, que es síntoma de debilidad y fragilidad. ¿Es malo llorar? ¿Nos hace más débiles?

Llorar es bueno, no lo ocultes

Para mi llorar es bueno, es más, es necesario.  Es la forma de expresar un sentimiento que no debemos esconder, sino enseñar a los niños cómo gestionar; ese en nuestro gran reto. 

Sí, tanto mi hija como yo somos de lágrima fácil. Tener alta sensibilidad significa sufrir ante los problemas de los demás, además de con los propios, y esa tristeza genera el llanto. En muchos casos no podemos evitar las lágrimas. Lo que más me molesta no es llorar, es la reacción de otros cuando lo haces. Sinceramente estoy cansada de que otras personas  aconsejen a mi hija que se reprima para no dar signos de debilidad.

No creo que esconder los sentimientos sea positivo. Todo lo contrario. Ocultar lo que sientes es el inicio malestares, enfermedades y una vida cargada de resentimientos. Llora si te apetece.  

No es lo que quiero para mi hija. Las lágrimas solo son el síntoma de que algo pasa dentro de ti. Una llamada de atención sobre una situación o un problema. El modo más fácil de saber qué pasa algo y ponerle solución. No lo leas como una debilidad, no lo es. Simplemente es un signo de sensibilidad.

A ningún padre se le ocurriría reprimir el llanto de su bebé. Es la primera comunicación que establece. Sus lágrimas indican que algo pasa, que tiene alguna necesidad. No intentas callar ese sentimiento cuando crece.  Si tu hijo llora es porque te necesita, porque requiere del apoyo de alguien, de la ayuda de otro para superar ese momento. Llorar es bueno.

Enseña a tus hijos cómo deben gestionar el llanto. Habrá momentos en los que será necesario que lo manifieste y otros en los que podrá aprender que sus lágrimas no merecen salir.  Deja que sea él quien evalúe la importancia de cada situación. No le impongas actitudes establecidas, comparte con tu pequeño esos momentos. Porque lo que de verdad importa en estas situaciones es acompañar. En una situación de tristeza, ¿preferirías a alguien diciendo todo el tiempo que no es para tanto y que pares de llorar o alguien que te abraza, te permita desahogar tus sentimientos? 

Si no tú lo quieres para ti, ¿por qué no emplear la misma táctica con tus hijos? Llorar es bueno, es una manifestación de tus sentimientos tan importante como la risa.